FREINET TAMBIÉN ENCONTRÓ LAS HURDES

Autora: Paula Álvarez Sánchez

                Debo comenzar este artículo reconociendo mi total admiración a todos nuestros antecesores en la labor educativa. Es esta admiración la que me suele llevar a leer y buscar  sobre un periodo  educativo que me apasiona: el de la II República. Recuerdo que durante mis días de estudiante de Magisterio pude descubrir este periodo de esplendor educativo y de labor callada de muchos entusiastas de la “educación para todos” a través del libro de cabecera de la asignatura de Política Educativa: Introducción a la política de la educación, de Colom y Domínguez.

                  Fue esta pasión la que me llevó a conocer la Pedagogía de Célestin Freinet y descubrí, con gran agrado, que hasta las Hurdes de los años 1932 a 1934 también llegaron las técnicas de este pedagogo francés, además de a más puntos de nuestro terruño, gracias a la labor y excelencia de, como dice Antonio García Madrid en su libro, “un ejército de maestros”.

                  La pedagogía postulada por Freinet es una pedagogía que él mismo llama “método natural de educación”. Se centra en el niño, en sus posibilidades, en sus necesidades y deseos; se centra en las posibilidades del niño para desarrollarlas a través de las actividades lúdicas y del trabajo. Y es que el trabajo es una de las nociones fundamentales en la concepción y la práctica educativas de Freinet. El trabajo como actividad organizada, cooperativa y responsable; como actividad útil al individuo y al grupo; como instrumento de aprendizaje individual y social, teórico y práctico. La aplicación metodológica de la pedagogía de Freinet se basa en unas técnicas que serán los cauces activos de la labor educativa, estos son: texto libre, la revista escolar, asambleas, correspondencias interescolares, cinema, radio, revistas,  etc.

                  Esta fuente pedagógica llegó a inspirar a los  maestros José Vargas Gómez y  Maximino Cano Gascón, posiblemente movidos por el apoyo, ánimos e impulso  del entonces  entusiasta inspector de la zona, Herminio Almendros. Se tiene conocimiento de que en el año 1932 se publicó un artículo en la Revista de Pedagogía  titulado “La imprenta en la escuela” que pudo ser la semilla del “freinetianismo” en muchos lugares de la geografía española. En las mismas Hurdes, que Luis Buñuel en 1932 refleja en su documental Las Hurdes, tierra sin pan, surge el milagro de un brote de los métodos pedagógicos más avanzados, innovadores y de difusión escolar.

                  El reflejo más evidente de la aplicación metodológica freinetiana en las escuelas  de Caminomorisco y La Huerta es la publicación del periódico escolar Ideas y Hechos, de 1933,  en Caminomorisco, y Misiones pedagógicas en las Hurdes, antecesor del periódico  Niños, pájaros y flores, en La Huerta. Compraron de sus bolsillos las imprentas y experimentaron con la impresión y la maquetación,  pidieron textos libres para publicar a sus alumnos, potenciaron el trabajo en grupo y animaron a participar en la publicación a dichos alumnos. Consiguieron que, para esos chicos de entre 6 y 12 años, la escuela se convirtiera en una aventura. Aparecieron en su vida escolar las  excursiones y paseos campestres,  con una observación dirigida por el maestro; hicieron experimentos elementales; la imprenta se convirtió en centro de interés y tuvieron el primer contacto directo con otras lenguas, en este caso la francesa. La aplicación de esta metodología suponía doble trabajo para los maestros: por una parte, cumplir con los requerimientos de los métodos establecidos por la inspección y, por otra, la aplicación de la nueva metodología.

                  Los  dos pioneros anteriormente mencionados, José Vargas Gómez y  Maximino Cano Gascón, opinaban que la negación de la cultura produce víctimas y que solo la escuela  sería capaz de restituir lo “humano” en ese entorno aislado. Por ello, se propusieron, ante todo, luchar por unas condiciones de higiene elemental en los alumnos, partiendo de la creación de un comedor escolar (gracias al Patronato) y la construcción de aseos, ropero y reglas de higiene individual, con su supervisión diaria. La visita de las misiones pedagógicas llevó también biblioteca escolar, proyector y calefacción. En definitiva, un milagro dentro de la miseria y deshumanización que da la pobreza. Pretendían ofrecer a los alumnos toda la calidad educativa y todo el trabajo personal que maestros, visionarios y comprometidos, fueron capaces, para llegar a  una formación integral como punto de partida de la superación personal.

                Yo, desde pequeña, quería ser maestra; pero, si alguna oposición me hace dudar, recuerdo a tantos maestros que dieron todo lo que tenían, que muchas veces era su persona y conocimientos, y vuelvo a confiar en hacer pequeñas cosas junto con los alumnos extremeños.

 

Bibliografía:

  • García Madrid, Antonio,  Un ejército de Maestros: Experiencias de las técnicas de Freinet en Castilla y Extremadura (1932-1936), Mérida, Editorial Regional de Extremadura,  2009.
  • Freinet, Célestin,  Técnicas Freinet en la escuela moderna, Madrid, Siglo XXI, 1999.
  • Colom, Antoni y Domínguez, Emilia, Introducción a la política Educativa, Barcelona,  Arial Educación, 1997.

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