APRENDIZAJE MOTIVACIONAL, PROCESO DE ENSEÑANZA- APRENDIZAJE

Autor: José Luis Pérez Barrero

Este artículo es una reflexión y justificación sobre el aprendizaje motivacional, en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Empezaremos resaltando los aspectos cognitivos y motivacionales como influyen de manera conjunta en el proceso de enseñanza-aprendizaje, y analizaremos la motivación intrínseca y extrínseca, y las estrategias de enseñanza-aprendizaje.

Determinaremos que el contexto educativo y el profesor influyen o condicionan el enfoque que emplee el estudiante para conseguir sus objetivos, justificando el papel que juega o desempeña los profesores, que son los verdaderos agentes motivadores del proceso de enseñanza-aprendizaje.

Los profesores somos responsables y  nos interesa, y mucho, el conseguir que nuestros alumnos aprendan. Sin embargo, hemos apreciado que existen muchas diferencias en la calidad y cantidad de aprendizaje de nuestros alumnos. Nosotros enseñamos para todos; sin embargo el resultado no siempre responde a nuestras expectativas y a nuestros esfuerzos. ¿Qué es lo que hace que existan tantas diferencias entre unos alumnos y otros?, ¿qué diferencia a los buenos estudiantes de los que no lo son tanto?.

Son variadas las causas de estas diferencias: inteligencia, personalidad, conocimientos previos, motivación, etc.

Vamos analizar la motivación como elemento clave en el proceso de enseñanza aprendizaje.

La palabra motivación deriva del latín motus, que significa «movido», o de motio, que significa «movimiento».

Tradicionalmente ha existido una separación casi absoluta entre los aspectos cognitivos y los afectivo – motivacionales a la hora de estudiar su influencia en el aprendizaje, en la actualidad, existe un creciente interés en estudiar ambos tipos de componentes de forma integrada.

“La motivación es, en síntesis, lo que hace que un individuo actúe y se comporte de una determinada manera. Es una combinación de procesos intelectuales, fisiológicos y psicológicos que decide, en una situación dada, con qué vigor se actúa y en qué dirección se encauza la energía.” Solana, Ricardo F, (1993).

En definitiva podemos definir la motivación como el señalamiento o énfasis que se descubre en una persona hacia un determinado medio de satisfacer una necesidad, creando o aumentando con ello del impulso necesario para que ponga en obra ese medio o esa acción, o bien para que deje de hacerlo.

La motivación, según De la Fuente y Justicia (2004), es una variable muy importante ya que no hay un modelo de aprendizaje que no incorpore una teoría de la motivación sea de manera implícita o explícitamente.

Si nos trasladamos al contexto educativo y consideramos el carácter intencional de la conducta humana, parece bastante evidente que las actitudes, percepciones, expectativas y representaciones que tenga el estudiante de sí mismo, de la tarea a realizar, y de las metas que pretende alcanzar, constituyen factores de primer orden que guían y dirigen la conducta del estudiante. Pero para realizar un estudio completo e integrador de la motivación, no sólo debemos tener en cuenta estas variables personales e internas sino también aquellas otras externas, procedentes del contexto en el que se desenvuelven los estudiantes, que los están influyendo y con los que interactúan.

Si se analizan las principales teorías sobre motivación, teoría atribucional de la motivación de logro de Weiner, teoría de la autovalía de Covington y Berry, la teoría de las metas de aprendizaje de Dweck, la teoría de Nicholls, el modelo de eficacia percibida de Schunk, etc.) se observa que destacan los siguientes constructos: el autoconcepto, los patrones de atribución causal, y las metas de aprendizaje. En consecuencia, estos factores y su interrelación determinarán en gran medida la motivación escolar. Son pues referencia obligada de todo profesor que desee incidir en la motivación de los alumnos.

“Se puede afirmar que el aprendizaje se caracteriza como un proceso cognitivo y motivacional a la vez” en consecuencia, para aprender es imprescindible “poder” hacerlo, lo cual hace referencia a las capacidades, los conocimientos, las estrategias, y las destrezas necesarias (componentes cognitivos), pero además es necesario “querer” hacerlo, tener la disposición, la intención y la motivación suficientes (componentes motivacionales). Los especialistas más destacados en este tema opinan que, para tener buenos resultados académicos, los alumnos necesitan poseer tanto “voluntad” como “habilidad”, lo que conduce a la necesidad de integrar ambos aspectos.

Algunos autores distinguen entre metas de aprendizaje y metas de ejecución o rendimiento (elliot y Dweck, 1988). Por ello establecemos dos tipos de motivación intrínseca y la extrínseca. Ambas motivaciones están relacionadas con el uso preferente de unas determinadas estrategias en el aprendizaje, condicionando el planteamiento del aprendizaje, y por consiguiente los resultados educativo.

MOTIVACIÓN INTRÍNSECA

La motivación intrínseca es aquella que proviene del interior de uno mismo, se encuentra bajo su control y tiene capacidad para auto-reforzarse. La motivación intrínseca es para Berlyne la curiosidad intelectual o curiosidad epistémica. El mayor nivel de motivación intrínseca, según Maslow se llega una vez que el ser humano satisface sus necesidades primarias (biológicas, seguridad y pertenencia) y sus necesidades secundarias (reconocimiento y estima) llegando a la autorrealización personal.

Uno de los principales ingredientes de la motivación intrínseca es el éxito en la superación  de los retos, por tanto va unida a una orientación competitiva y de auto superación.

MOTIVACIÓN EXTRÍNSECA

Este tipo de motivación es opuesta a la motivación intrínseca, por tanto es aquella que proviene del exterior del individuo, y lleva a la realización de la tarea.

Para una justificación de la motivación intrínseca nos hemos apoyado en la teoría de Maslow, para argumenta la importancia o la contribución de la motivación extrínseca a la proceso de enseñanza-aprendizaje nos basamos en la teoría de Skinner, “sólo las condiciones externas al organismos  refuerzan o extinguen la conducta”. Este tipo de refuerzo puede clasificarse en positivos (recompensa) o negativos (castigos).

Investigaciones socio-psicológicas han indicado que las recompensas extrínsecas pueden llevar a una sobre justificación y la consiguiente reducción en la motivación intrínseca.

Incentivos extrínsecos a veces pueden debilitar la motivación. En un estudio clásico realizado por Green & Lepper, los niños que fueron generosamente recompensados por el dibujo con rotuladores más tarde mostraron poco interés en jugar con las plumas de nuevo.

Hemos vista la importancia que tiene el enfoque del aprendizaje en el proceso de enseñanza aprendizaje, por ellos es inevitable no hacer alusión a las estrategias de enseñanza-aprendizaje.

En todo proceso de enseñanza-aprendizaje el alumno debe desarrollar mecanismos cognitivos complejos, en definitiva habilidades específicas que generen estrategias y técnicas de aprendizaje. Que definimos como el conjunto de actividades, técnicas y medios que se planifican de acuerdo con las necesidades de la población a la cual van dirigidas, los objetivos que persiguen y la naturaleza de las áreas y cursos, todo esto con la finalidad de hacer más efectivo el proceso de aprendizaje.

Existen estudios previos que relacionan la motivación y las estrategias de aprendizaje, con los enfoques de aprendizaje, y los mismos con el rendimiento escolar.

Hemos detectado que existe una coherencia entre los motivos que llevan a una persona  para estudiar y las estrategias que utiliza para lograr sus objetivos educativos.

Tras la consulta de varios investigadores sobre la motivación en el proceso de enseñanza aprendizaje, hemos llegado a la conclusión que  el contexto educativo y el profesor influye o condiciona el enfoque de aprendizaje que emplee el estudiante para conseguir sus objetivos.

En el contexto de la Universidad de Murcia ( Hernández-pina y otros, 2002) se observa que el enfoque profundo es el más congruente y también se manifiestan como más congruentes los estudiantes de más edad, el siguiente enfoque en grado de congruencia es el superficial, es decir, que un estudiante con baja motivación por aprender suele emplear unas pobres estrategias de aprendizaje recurriendo los últimos días a tratar de memorizar un gran volumen de información para tratar de reproducirlo mecánicamente del modo más fiel posible, Por último el enfoque más inconsistente es el enfoque de alto rendimiento, ya que estos estudiantes emplean unas buenas estrategias de aprendizaje que correlacionan con el enfoque profundo y una inadecuada motivación (orientada a sobresalir sobre el resto de compañeros para reforzar su autoconcepto y autoestima, no por competir con sus propias limitaciones), que correlaciona con el enfoque superficial.

Existe una correlación muy alta entre estrategias profundas y de alto rendimiento, lo cual hace pensar en un posible intercambio de estrategias por parte de los estudiantes, con lo cual, se confirma la hipótesis planteada por Biggs en su modelo de aprendizaje, y se confirman los resultado de Watkins y Hattie (1983), resultando que los estudiantes tienden a utilizar las estrategias de aprendizaje más congruentes con sus motivos de aprendizaje, especialmente los estudiantes que manifiestan un enfoque profundo.

Resumiendo la motivación en el proceso de enseñanza aprendizaje es una fase del proceso, en la cual el profesor asume la responsabilidad de crear estrategias para comprometer a los alumnos con el desarrollo del tema.

Nos planteamos la siguiente cuestión qué efecto tiene utilizar estrategias de motivación para que el alumno se involucre en el proceso de aprendizaje, si el docente no se siente motivado con la tarea. ¿El alumno será capaz de independizar su proceso de aprendizaje, del comportamiento que un docente desmotivado podría estar trasmitiéndole? ¿Es posible retar a un alumno si no se poseen retos personales?

En definitiva tenemos que buscar a profesores que sean verdaderos agentes motivadores tanto en sus propias vidas profesionales como del proceso de enseñanza-aprendizaje.

BIBLIOGRAFIA

HERNÁNDEZ PINA, F.; GARCÍA, M.P. y MAQUILÓN, J.J. (2001). Los enfoques de aprendizaje en estudiantes universitarios españoles. Revista de Investigación Educativa, 19, 2, pp. 465-489.

HERNÁNDEZ PINA, F.; GARCÍA, M.P.; MARTÍNEZ, P.; HERVÁS; R.M. y MAQUILÓN, J.J. (2002). Consistencia entre motivos y estrategias de aprendizaje en estudiantes universitarios. Revista de Investigación Educativa, 20, 2, pp. 487-510.

HERNÁNDEZ PINA, F.; MONROY, R.; ATO, M.; NAVARRO, N.; CABALLERO, P.; GARCIA, Mª.; GÓMEZ, A. y MAQUILON, J.J. (1999). Los enfoques de aprendizaje en el contexto de la Evaluación de la Calidad de las Universidades. Informe de Investigación. Murcia: Universidad de Murcia.

BELTRÁN, J. (1993). Procesos, estrategias y técnicas de aprendizaje. Madrid: Síntesis.

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