EDUCACIÓN, PARTICIPACIÓN E INNOVACIÓN TECNOLÓGICA

Autor: José Luis Pérez Barrero.

En este artículo pretendemos resaltar el papel o el término de educación tecnológica, destacando el papel que desempeña en el proceso de enseñanza-aprendizaje como ingrediente necesario e imprescindible.  En definitiva resaltaremos y justificaremos el papel de la educación tecnológica en la sociedad y en la educación, buscando la participación e innovación.

La tecnología en la educación debe ir encaminado a realizar cambios metodológicos didácticos y actitudinales para que la participación e innovación esté presente en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

En el mundo actual, la tecnología ha adquirido relevancia social extraordinaria y es objeto de una selección social. Hemos de conseguir profesionales adaptados de manera vertiginosa a los tiempos. Y para ellos tenemos que educar en la innovación y la participación, siendo los ejes de esta reflexión sobre lo que debería ser la educación tecnológica.

Tecnología y sociedad

Partimos de la educación tecnológica debe responde a la realidad de la tecnológica del mundo actual. Y por supuesto debemos ofrece o trasmitir una imagen idealizada de la naturaleza tecnológica. Tenemos que reclamar una visión no reduccionista de la tecnología como nos indica los autores Wiebe Bijker o Thomas Hughes.

No podemos entender la tecnología como un cuerpo de conocimiento científicos aplicados o como una colección de dispositivos y procesos técnicos. La tecnología no es una colección de ideas o de máquinas sujetas a la evolución propia, y que exprese en los términos objetivos del incremento de eficiencia.

La tecnología es entendida como un contexto que incluye productores, usuarios, afectados e interesados, etc. En este contexto es donde debemos definir la eficiencia  e ineficiencia en virtud de unos objetivos que no responden a valores no técnicos. Algún ejemplo:

Un puente no sólo está constituido de elementos materiales como ladrillo, hormigón o acero; sino también de valores. Por ejemplo los puentes que hoy todavía pueden encontrarse en los bulevares longitudinales que recorrían Long Island (Nueva York) antes de la segunda guerra mundial, eran puentes con menos de tres metros de altura, construidos no sólo para facilitar el cruce de vehículos sino también para impedir el uso de esos bulevares por parte de autobuses, reservando de tal modo las playas de la zona para clases acomodadas de la zona o poseedoras de automóviles.

Este ejemplo destaca la importancia de la dimensión social de la tecnología que no puede ser descuidada en la organización curricular de la enseñanza de la misma. Sobre esta base, consideramos que la educación tecnológica ha de ser sensible a dos rasgos interrelacionados que definen el nuevo papel de la tecnología en la sociedad actual: la innovación y la participación.

Educación e innovación

Podemos dar una definición de educación para la innovación,  y partimos que constituye en principio la creación o adaptación de nuevos conocimientos y su aplicación a un proceso productivo, con repercusión y aceptación en el mercado.

Durante mucho tiempo se pensó que bastaba con una buena base científica para poner en marcha el proceso innovador, que era suficiente formar y preparar investigadores científicos para conseguir la inyección de conocimiento de interés en el ámbito económico. Con el tiempo se ha ido demostrando que esto no es del todo cierto, pues existen ejemplos que dan cuenta de innovaciones surgidas desde las empresas, en centros tecnológicos, a partir de demandas de los consumidores, debidas a los propios trabajadores, etc.

Hemos descubierto con el paso del tiempo el valor de la invención, ya que la misma la hemos usados de manera masiva y coordinada en la sociedad moderna. Pero la Invención que necesitamos hoy es bien distinta de la que caracterizó los desarrollos tecnológicos del pasado. El tipo y uso de la creatividad durante la primera y segunda revolución industrial se diferencia enormemente del sentido que se le atribuye actualmente. Durante la primera revolución industrial la invención era de tipo individual y espontánea, aunque se transfería a través de canales sociales. En la segunda revolución industrial se produce un gran impulso, aglutinante y fecundo, de este tipo de invención. Es a partir de la segunda guerra mundial cuando surge una invención de tipo colectivo, basada en la colaboración, es decir, lo que podríamos llamar una “invención organizada”.

Una definición de “invención organizada” es aquella que permite incorporar y encauzar los impulsos individuales e incrementar el rendimiento que de ella se esperan. Estos procesos se deben al aumento de la variedad y complejidad de los obstáculos planteados, que están cada vez más interconectados y exigen respuestas también más integradas. La educación actual debe necesariamente contemplar ese proceso de innovación. Un elemento tan importante con es “la innovación organizada”, de la que en gran medida depende la capacidad de innovación, debe ser tenida en cuenta en cualquier de las planificaciones educativas.

Hoy en día es habitual encontrar una educación tecnológica individualista y que desatiende el aspecto innovador de los individuos, tomando como base del proceso un aprendizaje memorístico y contrario a la innovación. La innovación y la diversidad en la formación de especialistas es además necesaria en la sociedad actual pues ésta requiere cada vez más de “especialistas eventuales”, dado el vertiginoso ritmo del cambio tecnológico actual y la rapidez con la que “envejecen” los contenidos del conocimiento.

La innovación tecnológica es, en definitiva, un acto de creatividad y participación.

Educar y participación

Debemos tomar la tecnología como un asunto de interés general y la  transcendencia social y tener en presente la fugacidad tecnológica que ha adquirido en el mundo actual. La legalidad de esos cambios, y la viabilidad del mismo en la sociedad actual, depende de que esté abierto a la participación de diversos agentes sociales. Por ello hemos de tener presente y no descuidar la educación tecnológica.

Educar para la participación es favorecer cambios en los contenidos y la organización de la educación tecnológica. En los contenidos recogiendo una imagen de la tecnología donde, además de los aspectos técnicos, queden adecuadamente destacados los aspectos culturales y organizativos de las distintas tecnologías.

La frustración de los proyectos tecnológicos en el mundo actual,  puede ser por la falta de excelencia técnica de los profesionales, y la mayoría por la falta de sensibilidad social para apreciar adecuadamente las dimensiones cultural y organizativa de la tecnología.

El propio proceso enseñanza-aprendizaje en el ámbito de la educación tecnológica debe ir encaminado a realizar cambios metodológicos, didácticos y actitudinales para que la participación e innovación estén presente en el proceso de enseñanza aprendizaje.

Los alumnos-estudiantes deben comprometerse energéticamente en la organización y desarrollo de los contenidos educativos, siendo los mismos los protagonistas de su propio aprendizaje. El objetivo es conseguir inducir al alumno en el sentido crítico que, sobre la base de un conocimiento sólido, le estimule y le faculté para comprometerse activamente en los asuntos relacionados con la tecnología. Tenemos que evitar alumnos con una formación excelente en un solo área, ya que conseguiríamos  profesionales obstruido de aquel ámbito fuera de su competencia.

Algunos autores entienden la educación como la tecnología social: “un conocimiento especializado que es aplicado, con el auxilio de diversas técnicas e instrumentos, para la transformación del medio social de acuerdo con una agenda dada. Esto motiva y promueve, la participación en el cambio tecnológico, por parte de los colectivos sociales afectados e interesados, es algo que debería comenzar en el propio proceso educativo.

Innovación y Sociedad

Partimos de dos elementos que son necesarios y deben establecer una simbiosis entre ellos,  la innovación y la participación social, ambos a de conseguir una cultura basada en la innovación.

Nunca podrá ser entendida una cultura de la innovación sin la participación de agentes sociales que crean, organiza y hace una difusión social de la idea. Hemos de entender la innovación social como una forma de innovación tecnológica, debido a la transcendencia de lo tecnología en el mundo actual.

En síntesis el reto del alumno o profesional futuro es llegar a conseguir la voluntad de los agentes sociales. Debemos tener presente y potenciar  la educación tecnológica en el proceso de enseñanza-aprendizaje en las aulas.

Bibliografía

Gilbert, J. K.,1995, Educación Tecnológica: una nueva asignatura en todo el mundo, en Revista de investigación y experiencias didácticas, volumen 13, N 1, Universidad Autónoma de Barcelona.

Gozzer, Giovanni (1957) Teoría y organización de la educación profesional, Losada, Buenos Aires, 1968.(A)

Grau, Jorge E., Tecnología y educación, fundec, Buenos Aires, 1995.

Gay, A. y Ferreras, M., La educación tecnológica, Ediciones Tec, Córdoba, 1994.

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