“LOS IDIOMAS”: UNA ASIGNATURA PENDIENTE PARA MUCHOS ESPAÑOLES

Autora: María Benítez Sanz  

          Seguro que si alguna vez has viajado al extranjero, te has puesto a pensar durante un rato cómo decir en inglés: “¿Cuánto cuesta este billete?” o “¿Dónde está la estación de autobuses?” Ciertamente, si esta pregunta se la hiciéramos a un buen número de españoles, sería un porcentaje muy pequeño el que sabría responder; la mayoría se quedaría un rato pensando o simplemente permanecerían callados por temor a dar una mala respuesta. A continuación, expondré algunas de las razones que, a mi juicio y tras mi experiencia en el extranjero, explican esos miedos e inseguridades que los españoles tenemos cuando nos enfrentamos ante la necesidad de utilizar la lengua extranjera.

          Cuando viajamos al extranjero y necesitamos el idioma para comunicarnos, nos damos cuenta de que todos esos años que hemos invertido en educación aprendiendo inglés en el colegio, estudiando interminables listas de verbos irregulares, asistiendo a escuelas de idiomas o clases particulares u organizando viajes relámpago al extranjero como solución rápida, vemos que nuestros intentos han sido en vano y que cuando realmente nos enfrentamos ante una situación comunicativa no nos sentimos cómodos con el idioma. 

           Hoy en día la formación está por encima de todo, pero cuando hablamos de idiomas lo es aún más. El inglés, como lengua de comunicación en todo el mundo, ha invadido los campos de la ciencia, de la técnica, de la medicina, de la política y se ha convertido en el instrumento de comunicación por excelencia, de índole internacional. De hecho, se ha convertido en “lengua franca” que permite la comunicación entre diversos grupos de personas en todo el mundo. En la actualidad, las personas viajan más, las exigencias laborales en cuanto a idiomas cada vez son más altas, pero mi pregunta es: ¿por qué a los españoles nos cuesta tanto hablar inglés? En este punto me gustaría señalar que mi experiencia como estudiante de lenguas en el extranjero y como maestra de inglés en Primaria, me demuestra que la forma de enseñar el idioma difiere en los distintos países europeos en algunos puntos.

          Tras visitar varios países como Alemania, Portugal, Irlanda o Inglaterra y conocer los distintos sistemas educativos de los mismos, me he dado cuenta de que en estos países se prima la comunicación por encima de todo, la fluidez a la hora de hablar inglés, prestándose una menor atención a la competencia escrita. De esta forma, cuando asistí como estudiante a un proyecto relacionado con el medio ambiente en Alemania, concretamente en Karlsruhe, donde se reunían estudiantes de varios países de Europa,  me di cuenta de que la mayoría de los europeos podían cometer a veces errores gramaticales a la hora de escribir y carecían de las destrezas necesarias para lograr una excelente competencia escrita; sin embargo, en cuanto a competencia oral se refiere, estos estudiantes se sentían totalmente desenvueltos y  bastante cómodos en cualquier tipo de conversación, de forma que  mientras que los españoles siempre nos hemos sentido un poco cohibidos a la hora de utilizar otro idioma para comunicarnos, ellos utilizaban el inglés casi como si fuera su propia lengua.

          Tras otros viajes al extranjero, años después de esta experiencia y ya desde la perspectiva de maestra de inglés, puede apreciar otras diferencias en la forma de enseñar, concernientes a la metodología empleada. Un rasgo que me llamó la atención fue que las clases en inglés en otros países europeos como Alemania eran muy dinámicas, con muchos juegos y en niveles más avanzados incluso con debates, dramatizaciones, etc. Las aulas, repletas de materiales audiovisuales como flashcards, pizarras digitales o pósters por todos lados, constituían numerosos estímulos y proporcionaban el necesario input para los alumnos a la hora de facilitar esa comunicación.

           Otro aspecto que me causó sorpresa es que las clases de idiomas eran mucho más reducidas que en España en el número de alumnos, pues, a la hora de tener inglés, se desdoblaban las clases permaneciendo en el aula no más de siete u ocho alumnos, lo que permitía una interacción más cercana y una mayor participación.  Además, muchas de ellas contaban en el aula con un auxiliar de conversación, conocido como “language assistant”, que, además de facilitar la fluidez que una segunda lengua requiere, aportaba experiencias del país extranjero proporcionando un input cultural tanto a los alumnos como al resto de profesores.  Aunque en Extremadura y otras comunidades se están integrando ya auxiliares de conversación en algunos colegios, todavía son pocos los privilegiados que pueden gozar de este recurso en el aula, aunque seguimos avanzando poco a poco.

           Sin embargo, la diferencia más significativa entre el resto de países europeos y el nuestro, y que quizás puede ser una de las claves que expliquen nuestro fracaso con respecto a los idiomas, es que cuando los niños dejaban el colegio y salían del aula, seguían recibiendo continuamente inputs e integraban el inglés como una herramienta más en su vida cotidiana. Cuando los alumnos salían del colegio y llegaban a casa,  ponían los dibujos en la televisión, los cuales estaban en inglés y sin ningún tipo de subtítulo, de forma que lo aprendían desde pequeñitos de forma indirecta sin apenas darse cuenta, cosa que sería impensable en nuestro país.

           Todas estas diferencias no hacen sino resaltar más el hecho de que nuestro país se va quedando un poco atrás con respecto a la enseñanza de idiomas en todos los ámbitos de la vida. Al respecto, un dato significativo a tener en cuenta es que España es el tercer país de la Unión Europea,  por detrás de Hungría y Portugal, con mayor porcentaje de adultos  que no saben hablar ninguna lengua extranjera, según los datos publicados por la oficina estadística comunitaria, Eurostat.

          Esto se explica porque España, a diferencia de estos países, ha estado anclada durante muchos años en el método de gramática y traducción, lo que hacía que nuestros alumnos fueran excelentes en la competencia escrita conociendo hasta cientos de palabras. Por el contrario presentaban muchas carencias en la competencia oral, siendo incapaces de comunicarse en la lengua extranjera. En los últimos años, España se está intentando poner  al nivel de los otros países, y, así, nuestras clases, en lugar de dedicarlas a traducir y a leer como se hacía antes, ahora son mucho más dinámicas y comunicativas con más role-plays, dramatizaciones y uso de otros recursos audiovisuales como la pizarra digital. Además, algunas comunidades, como Andalucía o Extremadura, ya han implantado secciones bilingües en algunos colegios, lo que supone un importante avance, aunque todavía queda mucho camino por recorrer.

           En mi opinión, habría que seguir avanzando en cuanto a metodología se refiere, tomando como referencia los sistemas educativos de otros países, en los que los resultados con respecto a la comunicación oral han sido más satisfactorios. Habría que buscar un equilibrio entre ambas competencias, oral y escrita, pues ambas son necesarias cuando tratamos con una lengua extranjera, aunque las demandas de nuestra sociedad hoy en día sitúan a la competencia en comunicación oral por encima de la escrita y eso es algo que no podemos obviar.

 

BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA:

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