INTERVENCIÓN EDUCATIVA DEL NIÑO HIPERACTIVO EN LAS CLASES DE EDUCACIÓN FÍSICA
Autora: Milagros García Habernau
Prácticamente se ha oído y utilizado más de una vez el término hiperactivo, por lo general como un calificativo más o menos benigno referido a aquellos niños que presentaban una actividad motriz por encima de lo normal. Este uso popular del término ha hecho que se asocie al niño hiperactivo con un niño malcriado, travieso o con graves problemas de conducta. Pero eso no es así siempre; para llegar a un diagnóstico preciso se requiere una evaluación llevada a cabo por un profesional bien preparado. No vale con observar que el niño es impulsivo, porque hay muchos otros síntomas.
Dentro del campo de la psicopatología, este término se refiere a un cuadro sintomatológico de base neurológica que puede degenerar en problemas importantes, pero que poco tiene que ver con el niño travieso o malcriado y que, solo en algunos casos, puede ser asociado a problemas de conducta.
Hay que tener en cuenta que todos los niños son desatentos e impulsivos y exhiben altos niveles de energía de vez en cuando. En el caso de AD/HD, esta conducta es evidente casi todo el tiempo. Cuando el niño exhibe la conducta descrita más arriba, típica del AD/HD, aún si lo hace en forma consistente, este niño no tiene este desorden. Por supuesto, de tiempo en tiempo, todos los niños son desatentos, impulsivos, y demasiado activos. Con los niños que tienen AD/HD, estas conductas son la regla, no la excepción.
El diagnóstico de AD/HD se hace en base a síntomas que han sido observados en situaciones múltiples. El diagnóstico adecuado de AD/HD incluye los siguientes elementos:
- Un historial médico y familiar completo.
- Un examen físico.
- Entrevistas con los padres, el niño y el maestro del niño.
- Observación del niño.
- Una variedad de pruebas psicológicas para medir la inteligencia y ajuste socio-emocional, y para indicar la presencia de discapacidades específicas del aprendizaje.
Dos son los ejes principales sobre los que incide el Déficit de atención con Hiperactividad: el déficit de atención y la hiperactividad-impulsividad que nombramos en este artículo como AD/HD. La mayoría de los niños presentan un trastorno de tipo combinado con características significativas de ambos ejes. Sin embargo, no es infrecuente encontrar niños con atención y que carecen de sintomatología en el segundo de los ejes, o viceversa. Tanto a estos como a los otros se les designa, hoy por hoy, bajo la misma categoría: “niños con trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad”. Esta incoherencia entre la terminología utilizada y la sintomatología se debe a que, hasta hace pocos años, se consideraba que solo existían niños que presentaban los dos tipos de sintomatología conjuntamente.
Existen diferentes niveles de gravedad y el déficit de atención con Hiperactividad tiene un efecto de bola de nieve: A pesar de tener en su base una sintomatología aparentemente simple (problemas de atención, impulsividad- hiperactividad motriz), cuando no se subsana con la intervención adecuada, puede generar problemas muy importantes. Los problemas de atención, la impulsividad y la inquietud motriz son tres características incompatibles con el buen rendimiento escolar y con el comportamiento que se exige en el contexto escolar; no es de extrañar, por tanto, que si le cuesta rendir y centrarse en clase, su comportamiento resulte del todo inadecuado.
Si tenemos en cuenta que el rendimiento escolar es la primera prueba de valía personal que experimenta el niño y que de la aceptación de los compañeros de clase depende que el niño tenga una buena o mala autoimagen social, comprenderemos las repercusiones que esta sintomatología va teniendo en el desarrollo de su personalidad.
Tampoco es extraño comprobar cómo a medida que avanzan los años, los niños no tratados adecuadamente no solo acentúan su sintomatología inicial, sino que, además, observan inadaptación escolar, problemas de conducta, autoimagen negativa, una imagen de sí mismos errónea y en algunos casos hasta síntomas depresivos. Por lo tanto, cuando más pronto se inicia la intervención, más fácil será de encauzar.
Tal como se puede ver, las características principalmente asociadas con la discapacidad incluyen la falta de atención, hiperactividad, e impulsividad. (DSM- IV)
La falta de atención:
Los síntomas de la falta de atención, como aparecen en el DSM-IV, incluyen:
(a) a menudo no pone atención a los detalles o comete errores descuidados en el trabajo escolar, trabajo, u otras actividades;
(b) a menudo tiene dificultad en sostener la atención en las tareas o actividades de juego;
(c) a menudo no aparenta escuchar cuando se le habla directamente;
(d) a menudo no sigue las instrucciones y no completa el trabajo escolar, (no se debe al diagnóstico de negativismo desafiante ni la inhabilidad para comprender las instrucciones);
(e) a menudo tiene dificultad al organizar sus tareas y actividades;
(f) a menudo esquiva, le disgusta, o es reacio a participar en tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido (tales como el trabajo o deberes escolares);
(g) a menudo pierde las cosas necesarias para las tareas o actividades (por ejemplo, juguetes);
(h) a menudo se distrae fácilmente por estímulos ajenos;
(i) a menudo se olvida fácilmente en las actividades diarias.
(American Psychiatric Association, 1994, pág. 83-84)
Hiperactividad:
La señal más visible del AD/HD es la actividad excesiva. El infante/niño pre-escolar hiperactivo se describe de “siempre está en movimiento” Con la edad, el nivel de actividad puede disminuir. Al madurar como adolescente o adulto, la actividad excesiva puede aparentar una conducta inquieta y nerviosa (American Psychiatric Association, 1994).
Los síntomas de la hiperactividad, tal como aparecen en el DSM-IV, son los siguientes:
(a) a menudo mueve las manos o los pies o está inquieto en la silla;
(b) a menudo deja su asiento dentro del salón de clases o en otras situaciones en las cuales se espera que se mantenga en su asiento;
(c) a menudo corre o se sube a los árboles u otros objetos excesivamente en situaciones en las cuales es inadecuado (en los adolescentes o adultos, ésto puede limitarse a un sentimiento de intranquilidad subjetiva);
(d) a menudo tiene dificultad en jugar o participar en actividades de recreo tranquilamente;
(e) a menudo está “en movimiento” o a menudo se comporta como si fuera “movido por motor eléctrico;”
(f) a menudo habla excesivamente.