LA ADQUISICIÓN DE LENGUAS EN LAS TEORÍAS INNATISTAS
Autora: Salvia Lois Lugilde
La cuestión de cómo se adquiere el conocimiento y la cognición en general es un gran debate que ha existido desde el origen de los tiempos. Concretamente, la adquisición de las lenguas ha ocupado siempre un lugar predominante, dado que la facultad del lenguaje es uno de los elementos más distintivos de la especie humana frente a otras especies.
La cuestión de cómo se adquiere el conocimiento y la cognición en general es un gran debate que ha existido desde el origen de los tiempos. Concretamente, la adquisición de las lenguas ha ocupado siempre un lugar predominante, dado que la facultad del lenguaje es uno de los elementos más distintivos del ser humano frente a otras especies.
El innatismo, teoría o corriente iniciada por Noam Chomsky en sus primeros estudios sobre lingüística en los años 60, postula que existe una facultad del lenguaje innata o biológica en el ser humano, que es la que le permite que, en condiciones normales de desenvolvimiento, cualquier niño/a adquiera una lengua.
Uno de los postulados fundamentales en el que se apoya esta concepción es el del llamado “argumento de la pobreza del estímulo” o “Problema de Platón”, enunciado por este autor desde el surgimiento de la Gramática Generativa; esta cuestión es planteada para dar cuenta del vacío existente entre los datos el/la niño/a tiene a su alcance en el ambiente que lo/a rodea y el estado final de competencia gramatical al que llega. Así, este problema tiene su origen, como su propio nombre indica, en un texto de Platón, el Menón, un diálogo que se centra en el tema de la virtud y en el que Sócrates demuestra cómo un joven sin formación de ningún tipo conoce los principios de la geometría; por tanto, lo que hace es rechazar la posibilidad de desenvolver la virtud a través de una instrucción o enseñanza.
De esta manera, Chomsky utiliza esta reflexión para presentar este problema usando las palabras de Russell: “¿Cómo es que los seres humanos, cuyos contactos con el mundo son breves, personales y limitados, son capaces de saber tanto?”. Y, al trasladarla al área de la lenguaje, este autor postula que existe un salto tan grande entre el input que recibe el individuo y el resultado final que alcanza (dominar por lo menos una lengua), que la experiencia por si sola no puede explicar ese proceso; por esta razón, se asumen mecanismos innatos para poder salvar ese vacío entre la experiencia y el conocimiento alcanzado (Chomsky, 1980: 75-76):
Una investigación de los estados finales, es decir, de las gramáticas, revela que el conocimiento adquirido y en gran parte compartido involucra juicios de delicadeza y detalle extraordinarios. El argumento de la pobreza del estímulo no nos deja más alternativa razonable que la de suponer que estas propiedades son determinadas de alguna manera en la gramática universal como parte del genotipo. Y es que el que aprende una lengua no dispone de evidencia para fijarlas, según muchos casos críticos que se han estudiado.
Al mismo tiempo, este argumento es la base del “problema lógico de la adquisición del lenguaje” que se puede remontar a Gold (1967), en un trabajo que ha iniciado las bases de la teoría formal de aprendizaje y que implica cómo, partiendo de un input finito, se puede llegar a alcanzar un conocimiento infinito sobre la lengua, con la uniformidad, rapidez y facilidad que este proceso conlleva; la solución de este problema en tiempo finito va a depender de la cantidad y del tipo de mecanismos usados por la teoría.
Inicialmente, las primeras aproximaciones de la gramática generativa utilizaron una gran cantidad de mecanismos específicos de las lenguas para conseguir una adecuación descriptiva, pero no llegaron a una acomodación explicativa. Chomsky estableció las condiciones de estos dos tipos de adecuación: por un lado, una gramática satisfará el requisito de adecuación descriptiva si describe de manera adecuada la competencia del hablante, y, por el otro, será además correcta explicativamente si ofrece un modelo de adquisición del lenguaje, es decir, si demuestra las habilidades innatas específicas que hacen posible este logro.
Precisamente, el gran número de reglas usadas por estas teorías producía muchas opciones, con lo que la especificación de esas primeras teorías estaba vacía a respecto del contenido. Para poder determinar de una manera factible cómo el aprendiz llega a un dominio de las reglas y de los principios que constituyen el sistema en estado maduro del conocimiento del lenguaje, se llega al modelo de los Principios y Parámetros (Chomsky, 1981), que se basa precisamente en la escasa cantidad y gran generalización de los mecanismos usados; el mecanismo innato postulado para el desenvolvimiento del lenguaje es la Gramática Universal, el órgano mental que está formado por una serie de principios universales innatos, derivados de la dote biológica de los niños/as, que tienen, al mismo tiempo, unos parámetros específicos para cada uno de ellos; la conocidísima metáfora de los interruptores de Chosmky (1988: 57-58) puede explicar muy bien este modelo:
Los principios de la Gramática Universal tienen ciertos parámetros que pueden ser fijados por la experiencia de una u otra manera. Podemos imaginar la facultad la facultad de lenguaje como una red compleja e intrincada dotada de un conmutador consistente en una serie de interruptores que pueden estar en una de dos posiciones. [...] La red constante es el sistema de principios de la gramática universal; los interruptores son los parámetros que serán fijados por la experiencia. Los datos presentados al niño que aprende la lengua deben bastar para colocar los interruptores de una u otra forma. Cuando los interruptores están en posición, el niño tiene el dominio de una lengua particular.
Como se puede ver en las palabras del autor, el valor de estos parámetros será fijado por la experiencia determinada de cada individuo (esto es, segundo la experiencia lingüística que reciba: japonés, español, turco, etc.), y cada una de las combinaciones de valores paramétricos constituirá una gramática posible, es decir, la especificación de valores que los principios de la Gramática Universal dejan abiertos.
Esta arquitectura que plantea el modelo de Principios y Parámetros se muestra adecuada, según la corriente chomskyana, para resolver el problema de Platón, ya que explicaría ese vacío existente entre input y conocimiento adquirido a través de su modelo de Gramática Universal, permitiendo al mismo tiempo explicar la diversidad del lenguaje, plasmada en la gran cantidad de lenguas humanas.
El otro aspecto fundamental que se deriva de este argumento es el del propio carácter degenerado del estímulo que los autores innatistas asumen. En este sentido, un trabajo clave ha sido el de Hornstein y Lightfoot (1981), en el que se explica que esta pobreza existe en tres sentidos diferentes; este libro es muy importante porque extiende las ideas de Chomsky, quien simplemente aludía en trabajos previos a la pobreza de los estímulos que reciben los aprendices, sin mayor especificación. Por tanto, atendiendo a estos autores, el input es triplemente pobre porque es:
- Degenerado: el estímulo que el/la niño/a recibe no es un conjunto de construcciones todas ellas gramaticales, sino que contiene defectos, como pueden ser secuencias incompletas, fragmentos interrumpidos, lapsos, etc. Hay que tener en cuenta que este tipo de secuencias no gramaticales no son marcadas de esa manera, ni obviamente se indica al aprendiz tal estatus. Un buen ejemplo de esto podría ser la secuencia “Es que….¿cuándo tenías que ir?”.
- Finito: los datos presentados son un conjunto limitado de secuencias (y ese mismo conjunto difiere según los diferentes niños), pero el individuo será capaz de tratar con un rango infinito de construcciones, llegando más allá de las que oye durante el proceso de adquisición. Esto trae consigo el problema de no generar de menos (con lo que se limitaría mucho en su conocimiento de la lengua), pero tampoco generar de más.
- Parcial: los datos no contienen información sobre determinados fenómenos del lenguaje, sin embargo, el aprendiz los conoce subconscientemente. Nadie les informa sobre las construcciones ambiguas, paráfrasis, agramaticalidades, pero todavía son capaces de entenderlas y producirlas. Como dicen los autores, la distinción entre lo que es evaluable para un lingüista y para un/a niño/a es fundamental, esto es, este último no puede evaluar conocimientos sobre construcciones complejas, paráfrasis, interpretaciones semánticas, etc. porque presuntamente no son informados sistemáticamente sobre este tipo de cuestiones; así, esa diferenciación es muy importante ya que si la obviamos no observaríamos esta deficiencia tan importante.
Por tanto, según el innatismo, el individuo llega a dominar un rico sistema de conocimiento de una manera muy rápida (3 años), sin instrucción significativa y a pesar de la triple deficiencia de los datos, pero también sin envolver casi errores o falsas hipótesis (Lightfoot, 1999: 64).
Estos propios autores, junto con la mayor parte de los adquisicionistas que han tratado con el argumento de la pobreza del estímulo, reconocen que, de los diferentes tipos de deficiencias, la tercera de ellas es la más importante, ya que, como dice Lightfoot (1999: 61):
The third deficiency is quite crucial. The first two, the imperfection and the finiteness of the stimuli, are not decisive kinds of data deficiencies. They do not deny that relevant experience for language learning is available; they simply assert that the experience is ‘degenerate’, hard to sort out. The fundamental deficiency is the third, which says not that relevant experience is degenerate but that in certain areas it does not exist at all. This deficiency shapes hypotheses about the linguistic genotype.
De hecho, esta es una de las razones por las cuales los autores innatistas rechazan las teorías inductivas del aprendizaje, ya que, al no dar la experiencia lingüística las bases del establecimiento de determinado conocimiento lingüístico, un individuo no podrá llegar a ellas a través de la inducción, ya que no hay elementos con los que hacerla; tiene que haber otra manera por la que alcanzar ese conocimiento, es decir, a través de la Gramática Universal.
BIBLIOGRAFÍA
Chomsky, N. (1980): Rules and representations. New York: Columbia University Press.
Chomsky, N. (1981): Lectures on government and binding. Dordrecht: Foris.
Chomsky, N. (1988): Language and problems of knowledge. Cambridge, MA: MIT Press.
Gold, E.M. (1967): “Language identification in the limit”. Information and Control 10: 447-474.
Hornstein, N. e D. Lightfoot (1981): Introduction”. Em N. Hornstein e D. Lightfoot (eds.), Explanation in linguistics. London: Longman, 9-31.
Lightfoot, D. (1999): The development of language. Acquisition, change, and evolution. Oxford: Blackwell.
Longa, V.M. (1999): “El problema lógico de la adquisición lingüística desde la perspectiva de la Teoría de la Optimalidad: comparación con el modelo de Principios y Parámetros y algunas consideraciones críticas”. Moenia 5, 135-154.