EL OCIO COMO DOCENTE
Autor: José Ricis Guerra
Muchas son las definiciones y conceptos de la educación en el tiempo de ocio, desde actividades realizadas fuera del centro escolar, como aquellas acciones que se hace en nuestro tiempo libre. Al margen de las posibles definiciones que podamos acuñar para explicar el concepto de “el ocio como docente”, una cosa es clara: constituye a cubrir la puesta al día de los conocimientos de la sociedad, a la adaptación a un medio cada vez mas cambiante y mas dinámico, a saber desenvolvernos en un mundo donde las nuevas tecnologías nos hacen menos humanos, donde el contacto con los otros es más pobre…. En definitiva, a ofrecernos todas las posibilidades y necesidades para crecer como individuos dentro de la sociedad que nos ha tocado vivir.
A través de esta educación se intenta cubrir las necesidades de la infancia y la juventud, necesidades como la de ser escuchados, comprendidos y aceptados. Solemos hacer una definición global y generalizada de la infancia y la juventud como etapas donde muestran una carencia de intereses, de iniciativa y de preocupación por los problemas que le rodean, asociándoles actividades lúdicas y sedentarias, siendo algunas de ellas mal vistas en ojos de la sociedad.
Hemos olvidado, relegado a un segundo término, la fuerza creadora y las iniciativas de estas etapas, su dinamismo ante la sociedad y, sobre todo, lo que le acontece. Debemos trabajar en la búsqueda de posibilidades para encauzar el dinamismo infantil y juvenil, intentando a través de ellos que sean escuchados, comprendidos y aceptados. Por ello, a través de la educación en este tiempo de ocio se trabaja en contribuir a conseguir cubrir las necesidades tanto de la infancia como de la juventud, para que tomen su tiempo libre cada vez con una ocupación mas completa y enriquecedora.
El tiempo libre podemos utilizarlo mal o bien, aprovecharnos de él o dejarlo a un lado, hacer que sea beneficioso o inútil. Si sabemos usarlo de manera coherente, jugar con él, y modelarlo a nuestro y a su gusto, podemos trazar un camino desde el mismo descanso hasta un enriquecimiento del mismo. Hasta llegar a esto, tenemos una ardua tarea, una lucha encarnizada contra la pasividad y el desasosiego de estas etapas. Nos toca a nosotros, los docentes, proporcionar un compendio de posibilidades, de ofertas, para manejar el ocio y hacerlo plausible, interesante y llamativo para estas etapas, centrándonos y tomándolo como punto de partida sus centros de interés. Siendo esto una premisa principal de la educación en el tiempo de ocio.