OBESIDAD INFANTIL

Autora: Gloria Murillo Barragán

          La obesidad es considerada como una enfermedad o, como muchos autores consideran, una condición clínica que induce a padecer varias enfermedades, como son las cardiovasculares, diabetes, hipertensión, triglicéridos y colesterol, entre otras muchas.

          Los peligros de la obesidad no son sólo físicos, sino también psicológicos, ya que el niño obeso tiende a tener baja autoestima e incluso problemas de integración y rechazo social.

          Esta alteración física se debe a una  excesiva acumulación de grasa corporal que se puede percibir por el aumento del peso y cada vez es más común en la edad infantil.

          En la última “Jornada Nacional sobre Obesidad y Factores de Riesgo Cardiovascular”, realizada en Madrid, se diagnosticó la obesidad infantil como una enfermedad emergente. Y es que España es actualmente el cuarto país con mayor índice de obesidad en menores de entre 6 y 12 años de toda la Unión Europea, superado tan sólo por Italia, Malta y Grecia.

          Y más alarmante aún, resulta el saber que este índice se ha alcanzado en tan solo 5 años, ya que antes de esa fecha presentaba apenas un 5% de menores obesos.

          Sin duda, es un dato preocupante ya que la dieta tradicional española (dieta mediterránea) ha presumido siempre de ser de las mejores y más saludables del mundo. Y esto es porque se está tendiendo a abandonan el consumo de frutas, verduras, legumbres y pescado y, por el contrario, va en aumento el consumo de la comida rápida, golosinas y bollería.

          El problema de este crecimiento de la población obesa infantil no es causa de un único factor, sino de un conjunto de aspectos que hacen que la problemática sea aún mayor. Entre estos encontramos: el consumo de alimentos con alto contenido en grasas y azúcares y el sedentarismo. Además del mal hábito alimentario y la falta de actividad, hay otros factores que determinan la obesidad infantil. Entre estos hay factores fisiológicos, metabólicos y genéticos. También se puede presentar obesidad en caso de que el niño sufra algún trastorno psicológico.

            De todos estos problemas, quizá uno de los más llamativos a esta edad es el sedentarismo. Las actividades físicas tradicionales se están cambiando por la televisión y los videojuegos, en contra de la práctica de actividad física que es esencial para el crecimiento y la salud  

          Uno de los agravantes de esta situación es la falta de tiempo de los padres, que hace que no puedan llevarlos al parque o a realizar algún tipo de actividad al aire libre y, por ello, los acaban dejándolos ver la televisión, jugar con videojuegos o Internet más tiempo del necesario, motivo que hace que las últimas encuestas realizadas en este tema verifiquen que los niños españoles pasan una media de 3 horas diarias viendo la televisión y jugando a los videojuegos o conectados a la Red.

           Para solucionar todo, esto tanto los padres, como la sociedad, y muy especialmente los colegios, deben colaborar para que los niños cambien su estilo de vida por otro más saludable y que no perjudique su salud:

          a) Los padres: su papel es el más importante, ya que su nivel de influencia en los niños es muy alto; por ello deben implantar en sus hijos buenos hábitos alimenticios y ayudar a fomentar su actividad física.

           En casos más extremos, en los que la obesidad está muy desarrollada, los padres deberán optar por consultar el caso con un experto en nutrición quien puede asesorar a la familia.

          b) La sociedad: todos debemos ayudar a mejorar los hábitos alimenticios y físicos de los niños. Aunque no es tarea fácil, tampoco es algo que debamos dejar pasar, ya que la influencia social en edades tempranas puede ser bastante importante. Las medidas a adoptar pasan desde llevar una vida sana y realizar actividad física, con lo cual esto se convierta en un modelo que todos quieran seguir, potenciar el consumo de alimentos saludables, tanto desde la televisión como en las propias tiendas de alimentación, y realizar jornadas deportivas, en cada ciudad o población, que inciten a los niños a participar y prepararse para ello.

          c) El colegio: se debe incluir entre los documentos de organización interna, objetivos que ayuden a conseguir mejorar los hábitos alimenticios y deportivos de los alumnos. Para ello, se organizarán charlas y seminarios con los padres y revisiones y visitas médicas.

           Con los alumnos trabajaremos todo esto desde el aula, realizando tareas que los motiven a comer bien, enseñando las diferentes actividades que pueden realizar en su tiempo libre (que estas no pasen por jugar al ordenador o ver la televisión).

           Todo esto no es algo nuevo, ya que el sistema educativo, a través de los planteamientos pedagógicos, exige trabajar una serie de valores y actitudes que favorezcan una formación ética y cívica para nuestros alumnos. Estos valores se trabajarán a través de una serie de ejes trasversales como es el de educación para la salud.

 

BIBLIOGRAFÍA: 

  •  Lluis Serra Majem; Javier Aranceta Bartrina (2006): Nutrición y Salud Pública, métodos, bases científicas y aplicaciones. Editorial Elsevier Masson.
  • Guillermo Meléndez (2008): Factores Asociados con Sobrepeso y Obesidad en el Ambiente Escolar. Editorial Média Panamericana.

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