LAS PREGUNTAS MÁS FRECUENTES SOBRE LA HIPERACTIVIDAD

Autoras: María Jesús Lázaro Ruiz y Rosa Alcántara Durán

          En la familia donde existe un hijo con algún tipo de dificultad se produce un gran impacto sobre los padres. Estos suelen presentar una serie de reacciones emocionales que se manifiestan a través del dolor, decepción, duda, coraje, culpabilidad, vergüenza, angustia y temor; surgiendo en ellos, además, un desequilibrio emocional, social y económico que, unido al desconocimiento sobre el problema, lleva a una atención inadecuada al niño y a su rehabilitación.

          Ante la deficiencia de un hijo, los padres pasan por una serie de fases como son:

-          Negación: están esperanzados porque creen que el diagnóstico es incorrecto.

-          Agresión: los padres pueden culparse mutuamente e incluso es posible que, avergonzados, rechacen al hijo; aunque por lo general están enfadados con el médico y con la vida.

-          Negociación: el déficit aún no es aceptado completamente, pero los padres se muestran dispuestos a dialogar y a negociar con el médico.

-          Depresión: cuando los padres reflexionan sobre la situación de su hijo, aparecerá en ellos el agotamiento, la falta de apetito, el insomnio y, en general, diferentes tipos de manifestaciones que dan lugar  a la depresión.

-          Aceptación: finalmente pueden aceptar de manera parcial o total el déficit de su hijo, aunque eso no garantiza que alguna de las fases anteriores vuelva a aparecer en ellos.

          Comentadas las fases por las que suelen pasar los padres ante un hijo con discapacidad, con este artículo en concreto, destinado a la  hiperactividad, pretenderemos dar respuestas a las muchas preguntas que se plantean los padres en torno a la misma para poder entender qué dificultad tienen sus hijos.

          Las preguntas más frecuentes que hallamos al respecto son:

 

¿Qué es la hiperactividad infantil?

          La hiperactividad infantil es un trastorno de conducta que se descubrió hace 148 años, más frecuente en niños que en niñas, que principalmente suele afectar a la atención y no a la actividad motora. En el caso de que existiese un exceso de actividad motora, ésta podría desaparecer con el tiempo, mientras que el déficit de atención no.

 ¿Por qué el niño hiperactivo parece que no escucha cuando le hablas y hay que repetirle mil veces las cosas para que responda?

          El niño hiperactivo suele distraerse fácilmente pareciendo que no escucha por su dificultad para mantener la atención durante ciertos períodos de tiempo y por eso le cuenta mucho seguir las indicaciones.

 ¿Cómo es el comportamiento de un niño hiperactivo?

          El comportamiento del niño hiperactivo es imprevisible, inmaduro e incluso inapropiado para su edad. A veces puede considerarse que los niños con esta discapacidad son malos, pero esa es una idea equivocada, en realidad simplemente son traviesos porque actúan sin pensar. Pueden darse casos en los que algunos niños con hiperactividad mientan con frecuencia, dándose importancia para ganarse la aprobación de compañeros, familiares, profesores… y otros en los que se irritan con facilidad pudiendo llegar a ser agresivos. Esta agresividad es verbal (amenazas e insultos) y física (destrozan sus cosas y las ajenas, metiéndose frecuentemente en peleas).

 ¿Es el entorno familiar el causante de la hiperactividad?, ¿por qué los padres se culpan de no saber educar a su hijo?

          La hiperactividad es consecuencia, en algunas ocasiones, de un ambiente familiar caótico y desestructurado. Sin embargo, esto no es lo habitual. Los padres suelen considerar la conducta hiperactiva de su hijo como un rechazo a su forma de actuar y esto les lleva a culparse de ineficaces. Estos niños suelen tener cierta habilidad para hacer perder el control de los que conviven con él, produciéndose en sus familiares sentimientos hostiles hacia el niño.

 ¿La discordia marital es la consecuencia de la hiperactividad en el pequeño?

          La discordia marital suele ser una consecuencia de la conducta hiperactiva en el niño. En este caso, los padres deben poner conjuntamente los medios necesarios para corregir la problemática de su hijo.

 ¿Tienen las madres de niños con hiperactividad un mayor riesgo de padecer depresiones?

           Las madres de estos niños reciben un “feedback” negativo de su marido y quizás de otros familiares o profesores, produciéndose en ellas un alto nivel de ansiedad, piensan que sus hijos son un fracaso y que ellas no están preparadas para afrontar esta situación. Por ello puede desencadenarse en ellas una depresión que les lleve a beber o a tomar tranquilizantes para poder seguir adelante.

 ¿Cómo influye  la hiperactividad en los hermanos?

          Si quien posee la hiperactividad es el hermano menor y el mayor es  muy responsable, tiene riesgo de sufrir trastornos depresivos. En cuanto a los hermanos menores del niño hiperactivo, generan un concepto de sí mismos bajo, un estado emocional depresivo y ansioso y ciertos sentimientos de ineficacia.

 ¿Cuál es la conducta más conflictiva en el colegio y cómo se relaciona con sus compañeros?

          La conducta más conflictiva es la falta de disciplina. Estos niños no suelen responder con la misma facilidad y prontitud que los compañeros a lo que le pide el profesor; hacen lo contrario o simplemente, no lo hacen. En lo que respecta a la relación con el resto de los escolares pueden ejercer de líderes o bien ser rechazos por sus compañeros.

 ¿Qué piensa el profesor y cuáles son las quejas más frecuentes que les transmiten a los padres?

          Los profesores suelen calificar a estos niños como inmaduros, cabezotas, holgazanes y desobedientes, que no han sido educados correctamente en sus casas y por eso se quejan porque no permanecen en sus pupitres, porque molestan a sus compañeros y no permiten que se concentren para realizar las tareas que se proponen en la clase. En algunas ocasiones,  los profesores proponen a los padres que sus hijos repitan para que adquieran la madurez que les falta.

 ¿Qué dificultades tienen en el aprendizaje y por qué sacan “malas notas”?

          Las dificultades en el aprendizaje se basan fundamentalmente en la adquisición y manejo de la lectura, en la escritura, en el cálculo, en la memorización y en la generalización de la información adquirida. Referente, a las malas notas, estas se deben a la distracción, a la no capacitación de mantener la atención durante breves períodos de tiempo, a la no aceptación de fracasar y cuando una tarea les supone mayor esfuerzo, la abandonan.

 ¿Qué caracteriza al niño hiperactivo de 4 a 6 años?

          Los padres describen a sus hijos como niños impulsivos y desobedientes, que no saben jugar solos, los juguetes no les entretienen y se pelean constantemente con sus compañeros.

 ¿Qué caracteriza al niño hiperactivo de 7 a 12 años?

          El niño hiperactivo empieza a vivenciar su vida como un fracaso para adaptarse a las demandas de padres, compañeros y profesores. Es muy frecuente que en esta etapa se dé la depresión, variando sus intereses, adquiriendo mayor relevancia la conducta disruptiva, produciéndose pequeños hurtos, consiguiendo lo que desean sin pensar en las consecuencias.

 ¿Cómo es el adolescente hiperactivo?

          El adolescente con hiperactividad es muy desafiante, su rendimiento académico empeora, su autoestima es negativa teniendo más riesgo de padecer depresiones. En estos adolescentes el fracaso escolar y la impulsividad que presentan sin reflexionar puede llevarles a suicidarse, a tener accidentes de tráfico, al abuso de drogas y alcohol y a iniciarse tempranamente en las relaciones sexuales.

 ¿A quién debe acudir en caso de sospechar que su hijo es hiperactivo?

          Si ustedes sospechan que la hiperactividad puede estar presente en sus hijos acudan a un  médico psiquiatra infantil, pediatra o neurólogo y a un psicopedagogo

 

Siguiendo con las preguntas más frecuentes podemos continuar con:

 ¿Cuándo y cómo se puede establecer un diagnóstico para la hiperactividad?

           Hasta los tres años de edad no se puede establecer un diagnóstico preciso. Así mismo se debe tener certeza absoluta en las pautas de comportamiento para detectar un caso de hiperactividad. No se debe confundir la conducta hiperactiva con la de los niños inmaduros,  con alteraciones emocionales, o con padres muy permisivos.

          Aconsejamos,  desde esta guía orientativa, que es recomendable buscar ayuda profesional si: su hijo presenta problemas de atención, es impulsivo a un nivel inadecuado a su edad, rechazan a su hijo porque es más agresivo o desordenado y presenta problemas de comportamiento en distintos ámbitos, entre otros muchos factores.

          El diagnóstico para la hiperactividad resulta excesivamente laborioso y complicado, ya que no existe ninguna prueba médica, biológica o psicológica que pueda diagnosticar de manera contundente y absoluta. La evaluación conlleva un proceso  multidisciplinar que debe incluir tanto una evaluación psicológica, educativa y médica. Asimismo, la recogida de datos debe incluir la exploración familiar, escolar y clínica. Por tanto, las fases en el proceso de evaluación y diagnóstico son las siguientes:

 -          Recogida de datos: Debemos recoger toda la información detallada sobre el niño/a desde los adultos más cercanos como padres, familiares, profesores, etc.

-          Entrevista familiar: Con esta entrevista se pretende analizar y contrastar toda la información obtenida. Es imprescindible registrar datos prenatales, perinatales, del parto, y de la evolución del niño durante los primeros años de vida. También conviene insistir en qué momentos el alumno permanece concentrado o por el contrario están absortos. De la misma forma, es importante registrar las consecuencias que los padres aplican ante las conductas “hiperactivas”.

-          Evaluación del niño: Esta consiste en evaluar y registrar aspectos como la capacidad intelectual, el estilo cognitivo, rendimiento académico, condiciones sociales y familiares y otras pruebas de interés como la atención visual y auditiva, lenguaje oral y escrito, desarrollo perceptivo y aspectos emocionales, entre otros.

           Otra de las preguntas que interesa especialmente a los padres es la causa o etiología de este trastorno. Para ello recurrimos a varios factores que interrelacionados entre si pueden derivar en un trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Entre ellos destacamos: factores neurológicos, pre-peri-postnatales, factores genéticos y ambientales como nivel socioeconómico, educativos, culturales…

 ¿Qué estrategias metodológicas existen desde el ámbito educativo y familiar?

          En primer lugar, desde la escuela se proponen intervenciones sobre todo conductuales, que incluyen programas de consecuencias en el aula, de autocontrol, modificación de conductas y programas de intervención coordinadas con el hogar, desde donde se deben llevar a cabo pautas como las siguientes:

 -          Desarrollar la autoconfianza y autoestima del niño.

-          Asignarles tareas

-          Desarrollar una rutina y establecer reglas sencillas y claras.

-          Positivizar ciertos comportamientos del niño, y verbalizar las acciones que sean negativas.

-          Cumplir las promesas señaladas

-          Mantener una relación más estrecha con su hijo

-          Y fomentar la capacidad del niño para concentrarse.

          No se enseña a ser padre; es un proceso largo, dificultoso y laborioso y aún más si su hijo presenta un trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Por este motivo, desde nuestro conocimiento en el tema, hemos intentado aclarar las cuestiones e interrogantes más repetidos por vosotros los padres, de desmentir ciertos mitos al respecto, aclarar dudas, plantear respuestas metodológicas y pautas a seguir y saber actuar y decidir ante un caso de TDH. Nuestra intención no ha sido otra que recopilar las preguntas más habituales con la finalidad de dar respuestas y sobre todo de ayudaros en esa difícil tarea de ser padres.

 

BIBLIOGRAFÍA:

  •  Bauermeister, J.J (2002): Hiperactivo, impulsivo, distraído. ¿Me conoces? Bilbao. COHS. Consultores.
  •  García Pérez, E.M y Magaz, A (2003): Hiperactividad. Guía para padres. Bilbao. COHS. Consultores.
  • Silver, L (2004): Trastorno por déficit de atención con hiperactividad. Barcelona. Ars Medica.
  •    www.trastornohiperactividad.com
  •  www.solohijos.com
  •    www.tda-h.com

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